Alcalá de Henares: la cuna de Cervantes
Aquí la que escribe tiene origen andaluz, de Córdoba para ser más precisos, pero ser, lo que se dice ser, es de una de las ciudades más bonitas de Madrid, mejor dicho: una de las ciudades más bonitas de España y del mundo. Me refiero a Alcalá de Henares: la cuna de Cervantes. Si no la conoces, ¡corre y compra el billete de tren para disfrutar de la primera ciudad universitaria planificada del mundo!
Su nombre significa “castillo sobre el río Henares” ya que la ciudad se edificó en torno a este río, afluente del río Jarama. Sin embargo, si por algo es conocida mi ciudad es por ser el lugar donde nació nuestro escritor más universal: Don Miguel de Cervantes Saavedra allá por el año 1547. Todos conoceréis y muchos de vosotros habréis leído El Quijote, obra ligerita y fácil de leer donde las haya. Pues bien, yo he nacido en el mismo lugar que Cervantes, ¡mola, eh! Además, en mi ciudad se encuentra la sede de formación de profesores de Español como Lengua Extranjera del Instituto Cervantes, organismo bajo el cual nos regimos en Cronopios Idiomas.
A los habitantes de Alcalá de Henares se nos llama alcalaínos o complutenses. Sí, sí, has oído bien: complutenses como la famosa universidad de Madrid. Complutum fue el nombre que tuvo Alcalá de Henares bajo dominación romana, allá por el siglo I d.C. Los madrileños que buscaban un nombre con solera para su universidad nos lo pidieron amablemente y nosotros, que somos gente afable, se lo cedimos.
Pero bueno, vayamos a lo importante que no solo de literatura e historia vive el hombre. Si vienes a mi ciudad, además de visitar la casa natal de Cervantes, pasear por su calle Mayor porticada o visitar la ciudad romana de Complutum, podrás disfrutar de las mejores tapas de Madrid. Es por todos conocido que en Alcalá sales a tomar unas cervecitas o unos vinos y vuelves a casa comido, ya que con cada bebida te ofrecen una tapa que más que una tapa es un plato.
Todos los bares cumplen esta norma no escrita en mi ciudad pero si hay uno de fama en toda la provincia es el Indalo. En este lugar de atmósfera familiar se reúnen amigos y familias a tomar su famosa pulga de calamares o sus roscas. Uno de ellos está situado en la calle Libreros, calle que ya consideramos casco antiguo de la ciudad. Empezar en este Indalo y continuar por los numerosos bares que hay en la calle Mayor es todo un ritual que los complutenses seguimos a rajatabla cualquier fin de semana o fiesta de guardar.
Otra tradición alcalaína es su repostería. Tanto las rosquillas de Alcalá como su famosa Costrada son dos dulces que no debes perderte.
Así que ya lo sabes: dirígete a Atocha, coge el cercanías que finaliza en Alcalá de Henares (unos cuarenta minutos) y a disfrutar. Cultura, belleza y lo más importante: tapas y dulces que te harán regresar, ¡seguro!
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